La adicción a la pornografía es un fenómeno cada vez más extendido en nuestra sociedad, impulsado por el desarrollo de Internet, la tecnología 5G y la proliferación de dispositivos smartphone. Estos avances han facilitado el acceso a contenidos sexuales audiovisuales que son ilimitados, anónimos e incluso interactivos.
¿Qué es el Consumo Problemático de Pornografía?
El consumo problemático de pornografía se caracteriza por el uso disfuncional o excesivo de estos contenidos, presentando una imagen reducida, violenta y sesgada de la sexualidad humana. Esto puede causar alteraciones en la respuesta fisiológica, psicológica y conductual del consumidor.
Consecuencias de la Adicción a la Pornografía
Las principales consecuencias del consumo problemático de porno son:
- Pérdida de interés en relaciones sexuales reales.
- Falta de deseo sexual, libido baja o deseo sexual hipoactivo.
- Distorsiones en la percepción del cuerpo y de los genitales (dismorfias).
- Desconocimiento del funcionamiento sexual real.
- Disfunción eréctil de origen psicológico.
- Clímax o eyaculación retardada.
- Anorgasmia o incapacidad de alcanzar el orgasmo.
- Dificultades en la conexión emocional y conductas agresivas durante el sexo.
¿Cómo Saber si estoy Adicto al Porno?
No todo consumo de pornografía es problemático. Si es esporádico y tus relaciones son plenas, puede ser una forma de disfrutar la intimidad. Sin embargo, si notas que la pornografía invade tus pensamientos, modifica tu estado de ánimo o interfiere con tu vida diaria, es hora de evaluar tu relación con estos contenidos.
Sin embargo, desde diversas instituciones se ha detectado un aumento del consumo problemático de pornografía en la población.
Este consumo tiene algunos rasgos que tú mismo/a puedes valorar para descubrir en qué nivel te está afectando:
- ¿Hasta que punto la pornografía invade tus ideas, tus deseos, tus sentimientos y tus comportamientos? ¿Cuánto tiempo al día o a la semana dedicas a pensar, imaginar, fantasear o directamente a consumir estos contenidos?
- ¿Lo usas para modificar tu estado de ánimo o tu humor? ¿Te da subidón? ¿Te hace pasar un buen rato y olvidarte de estados desagradables como la frustración, la tristeza, la soledad, etc.?
- ¿Has necesitado a lo largo del tiempo un aumento del consumo o de la intensidad de los contenidos?
- Cuando por las circunstancias no puedes consumirlo, ¿te sientes irritable, de mal humor, inquieto, etc.?
- ¿Antepones el ver pornografía a otros planes como quedar con amigos, hacer actividades que antes te eran placenteras o estar con la familia? ¿Al acabar de consumir te sientes mal contigo mismo?
- ¿Has intentado dejarlo en anteriores ocasiones pero vuelves a recaer una y otra vez?
Si has respondido afirmativamente a la mayor parte de estas preguntas sobre tu consumo de porno, tal vez debas plantearte qué tipo de relación tienes con este tipo de contenidos y si ya supone (o puede suponer) un problema en tu funcionamiento individual y social.
Impacto en el Cerebro
Si el consumo de pornografía que realizas es problemático, es porque está afectando a tu cerebro en diferentes niveles.
Los contenidos pornográficos son estímulos supranormales, es decir, desproporcionados. Hacen que tu atención se dirija hacia ellos al creer que tienen un valor adaptativo o de supervivencia.
El porno te ofrece cuerpos sobredimensionados, actos sexuales impactantes y primeros planos que, en el caso de estar teniendo tú la relación sexual, jamás observarías.
Un cerebro sobreestimulado afecta químicamente a los circuitos neuronales que regulan la motivación en el ser humano, así como los centros del placer, de la memoria o del control ejecutivo e inhibitorio de comportamientos.
Como consecuencia aparecerá:
- Dificultad en la toma de decisiones.
- Dificultad de autocontrol.
- Compulsividad sexual (craving).
- Falta de empatía con el sufrimiento en el otro.
¿Cómo Dejar de Ver Porno?
En Internet se han hecho muy populares retos, gurús y ciertos mitos que explican cómo dejar de ver porno, pero dejar la adicción al porno no se logra sólo con fuerza de voluntad. Es crucial abordar el problema desde múltiples frentes.
Trabajar con un especialista en psicología y sexología puede ofrecerte las herramientas necesarias para superar este reto. Un enfoque integral, que incluya el desarrollo de un plan de vida, la regulación emocional y el apoyo de tu entorno, será clave para un cambio duradero.
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